Pasadas las primeras impresiones, me encantó el ambiente del centro, la familia que hacían los trabajadores. Así que me vi el segundo día metida en el gimnasio, donde ayudo como Fisio a un equipo de 3 fisioterapeutas y 5 estudiantes internos. Sin saberlo me convertí en Licenciada, tutora de los internos ¡y "gringa"!
Está siendo una gran experiencia, que me permite participar en diferentes eventos, como este sábado pasado, que me fui de campaña médica con la iniciativa conocido como "Mensajeros de la Salud".

Un grupo de 16 colaboradores de San Juan de Dios (2 Fisios, 5 enfermeras, 2 psicólogas, 1 odontólogo, 2 médicos generales, 1 traumatólogo, 2 administrativas y una farmacéutica), nos fuimos a una aldea, Cabococha, en medio de la selva, donde los servicios sanitarios son precarios, y donde la gente no tiene acceso a servicio médico ni facilidad de acceso a la ciudad. Así que, con un "bote-lancha" nos fuimos el equipo para dar cobertura médica, psicológica y de terapia física, y proporcionar un diagnóstico médico y un tratamiento al momento.
Al mismo tiempo que dábamos la cobertura, hicimos promoción y prevención de salud, muy importante por las dificultades que antes comentaba.
Es extraordinario ir a una aldea, montar una camilla improvisada con un par de mesas y encima una colchoneta, y dar de esta forma atención. Mi labor durante el día fue la de promoción de hábitos saludables y asistir al traumatólogo, que entre otras daba tratamientos.
Uno de los momentos más increíbles fue cuando tuvimos que acudir a una casa, pues la persona no se podía movilizar hasta donde teníamos las consultas. Es algo que impacta, te llena, sobre todo cuando ves las condiciones en las que viven, sin agua ni luz corriente, sin baños, apenas un techo.
Y aun así ves que puedes aportar un poco de bienestar en las personas, alivio al dolor tan grande que padecen de una forma que les deja prostrados a la cama, gente que a sus 76 años continúan cargando habitualmente con grandes pesos… Ofrecerte así, sin nada a cambio, pero a la vez recibir tanto… no creo que se pueda describir, más bien se tiene que sentir, vivirlo.
Animo a todo el mundo a poder realizar un voluntariado, experimentar en primera persona lo que se siente. Siento gran agradecimiento por estar aquí, por la gran acogida de la gente, por poder ofrecerme en las tareas que hagan falta durante 6 meses, sin duda una gran experiencia de vida.
Fotos y texto por Elisenda Aixalà. Voluntaria de JCONGD en Iquitos.

Está siendo una gran experiencia, que me permite participar en diferentes eventos, como este sábado pasado, que me fui de campaña médica con la iniciativa conocido como "Mensajeros de la Salud".

Un grupo de 16 colaboradores de San Juan de Dios (2 Fisios, 5 enfermeras, 2 psicólogas, 1 odontólogo, 2 médicos generales, 1 traumatólogo, 2 administrativas y una farmacéutica), nos fuimos a una aldea, Cabococha, en medio de la selva, donde los servicios sanitarios son precarios, y donde la gente no tiene acceso a servicio médico ni facilidad de acceso a la ciudad. Así que, con un "bote-lancha" nos fuimos el equipo para dar cobertura médica, psicológica y de terapia física, y proporcionar un diagnóstico médico y un tratamiento al momento.
Al mismo tiempo que dábamos la cobertura, hicimos promoción y prevención de salud, muy importante por las dificultades que antes comentaba.
Es extraordinario ir a una aldea, montar una camilla improvisada con un par de mesas y encima una colchoneta, y dar de esta forma atención. Mi labor durante el día fue la de promoción de hábitos saludables y asistir al traumatólogo, que entre otras daba tratamientos.
Uno de los momentos más increíbles fue cuando tuvimos que acudir a una casa, pues la persona no se podía movilizar hasta donde teníamos las consultas. Es algo que impacta, te llena, sobre todo cuando ves las condiciones en las que viven, sin agua ni luz corriente, sin baños, apenas un techo.
Y aun así ves que puedes aportar un poco de bienestar en las personas, alivio al dolor tan grande que padecen de una forma que les deja prostrados a la cama, gente que a sus 76 años continúan cargando habitualmente con grandes pesos… Ofrecerte así, sin nada a cambio, pero a la vez recibir tanto… no creo que se pueda describir, más bien se tiene que sentir, vivirlo.
Animo a todo el mundo a poder realizar un voluntariado, experimentar en primera persona lo que se siente. Siento gran agradecimiento por estar aquí, por la gran acogida de la gente, por poder ofrecerme en las tareas que hagan falta durante 6 meses, sin duda una gran experiencia de vida.
Fotos y texto por Elisenda Aixalà. Voluntaria de JCONGD en Iquitos.
